Tú que fuiste y serás la más querida
(¡el amor de mi vida!)
(¡el amor de mi vida!)
vuelves a mi mente en esta hora
pero en mi voz ya no se aloja
la lumbre encendida por tu nombre
sino la herrumbre de olvidados goces.
Como el rocío a las corolas
inesperada añoranza moja,
sin yo querer, la piel bajo mis ojos
y me parece su rastro incoloro
la vertical rima de aquel verso
que beso era y era amor ileso.
¡Cuánto te quise! y ¡Cuánto te quiero!
pero ¡cómo ayer! y hoy, cómo
Te vas, como te fuiste, sin recodos,
saeta fugaz, ¡mi amor primero!.
R.
R.
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