De tumbas se cubre el suelo,
¡fúnebre damero!
(Vuelve siempre este mal sueño
que sólo me llega despierto)
En marcial formación germinan,
cruces regadas con sangre.
Cartesiano recuento
de espanto, dolor y miedo.
En pos de quebrar el olvido
anónimas manos grabaron
sobre la piedra mil fechas,
mil nombres,
a turnos cubiertos de flores,
de hojas,
de cielo.
De mañanas anuncio,
de las noches desvelo
¡llanto de tantos niños!
(Vuelve siempre este mal sueño
que sólo me llega despierto)
Resuena su lloro inocente
más que las bombas
más que las órdenes
más que los himnos
y que los gritos de los que murieron.
¡Lágrimas de huérfano desconsuelo!
Manantial triste que abunda
la ya copiosa sangre vertida
en el abyecto duelo
del odio y de los reyes,
de los dioses y las patrias,
del querer ser más siendo menos.
R.
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