¡Cuántos han alumbrado las mujeres
Que, estando vivos, la muerte imitan!
En todo se asemejan a los seres
que, al futuro, desde la tumba citan
pues ellos y su casa y sus enseres
previstas, sabidas vías transitan
Nubes tenues
Tibias brisas
Hombres prudentes
Medias sonrisas.
Amar con calma
Correr sin prisas
Bocas sanas
Ojos sin gafas
Palabras vanas
Uñas cuidadas
Manos sumisas
Si la lluvia llega
-bajo las cornisas-
cabezas peinadas
-y mentes lisas-
del viento sólo aguardan
que seque sus camisas.
R.
Me gusta el (I).
ResponderEliminarDel (II)... ¿Qué decirte? Me hace pensar. Ya ves, yo no soy, creo, nada de lo que citas ahí y, sin embargo ¡qué cobarde me siento! y eso que intento que mi palabra diga lo que realmente soy.
Amigo, creo que todavía me desasosiego más porque a mi cobardía quería justificarla con que tengo cuatro hijos y una nieta, porque, y además, no encuentro ninguna idea a la que adherirme, quizás porque por mi edad no ha habido todavía nadie o nada que no me haya decepcionado,o intentado engañarme, porque no queda ninguna mentira que no me hayan contado antes.
En fin, descansemos que mañana será otro día y tiene que hallarnos, si puede, ser más prevenidos que de costumbre, hasta a los cobardes que soñamos con ser valientes y, sobre todo, coherentes.
(Perdóname, amigo, quizás es que no me encuentro muy bien, es que el asco me rebasa).
Un beso, Umbriel.