Contemplar en una cálida noche de verano, la salida de la luna llena desde la costa que mira a oriente en Rodalquilar es siempre una grata experiencia, pero si además te recreas en las formas de sus reflejos en un tranquilo mar... entonces surgen pequeñas joyas como, humildemente, creo que es este poema.
A la espalda de la mar
la Luna rebosa,
anclada luz
agua salada,
mi alma,
la nada,
reposa
mansa,
sola,
tú.
R.
Bellos versos, amigo Umbriel. No soy muy partidario del verso libre, pero en este caso me ha gustado. Un saludo.
ResponderEliminarDavid.
Gracias mil, David. Siendo como dices, es doblemente valioso ese elogio.
ResponderEliminarSimplemente hermosa!. Un placer leerte. Gracias por compartir.
ResponderEliminarEsa luna , ahora ... es mía.
ResponderEliminarY por muchos años!
EliminarUn honor es para mí