Hay veces que se conmueven los infiernos de la inanición y se arrancan a comer hambre. Lejos de los infiernos pues y de los festines. Dicen que Jesús ayunó desiertos ( y esperó piedras ) y venció. La tentación no resucitó ni murió a los treinta y tres. Años. Ni el tiempo eterno ni el espacio eterno tuvieron noticia alguna de su desaparición. No comer cuarenta días y negarle a los demonios el vestido de paraíso. No negar a los demonios. Dar los pasos alejando los pies y el corazón de los infiernos, al ritmo del corazón y los pasos. Aún en el invierno con sol.
©Mar i bel valdivia palma
Pesa la soledad como toda la inocencia caída. Será la sonrisa descargada, como lo fueron las manos, la nueva voz.
Una preciosidad. Un texto lleno de ritmo y de belleza. Con mucha profundidad. Me gusta, me gusta... Enhorabuena.
ResponderEliminarFer
La nueva voz... gracias por sentirlo y decirlo
ResponderEliminarTu poema Mar i bel me transita por ahí, sí...dentro. Soy de la opinión de dar los pasos alejando los pies del corazón, ya retomaré en otro recodo, en este infernal...¡ni hablar!
ResponderEliminarbss
Daniela