Déjame amarte suavemente
con la palabra precisa que te falta,
con la honesta verdad que te profeso
como si fueses aire que te respirara.
Déjame sentirte en tiernos vuelos
con las alas tendidas cada tarde,
para posarme sobre el hombro de tus noches
para sentirte en mi ocaso cuando arde...
Déjame ser la paloma que esperabas,
ave inocente del amor que en tu balcón posara;
la que anide en el rincón floreado con tus rosas
para saciar la sed su tu boca de almibara.
Y si alguna vez ya no amanezco...
Y fría me recoges llevándome a tu pecho,
piensa que te dejo el alma entera
para darte lo mejor, ¡si nunca te di nada!
y sólo pude regalarte dos palabras...
La caricia perdida con el beso no dado,
la mirada deseada del amor que se acaba;
de un amor que termina para siempre en la nada,
las palabras precisas que te dejo en el alma.
*
Elisa (http://lacharcadeelisa.blogspot.com)
Me gusta encontrar aquí a nuestra amiga Elisa, una ranita azul posada sobre el lótus de tu gentileza, estimado Ramón.
ResponderEliminarPor supuesto puedes publicar Cendal en tu página, lo que considero un honor y llenará de júbilo mi corazón de ave y de vanidad mi pluma de verseadora.
Me gustaría que leyeras la respuesta que te dejé en Artesanías Literarias.
Te abrazo, Ramón. Hago una venia ante tu don de verso y tu don de gentes y te abrazo.
¡qué amable eres Ramón y que hermosa forma de decirlo. Sí, lo es, lo fue en su momento y lo sigue siendo porque el Amor dado desde el centro de la vida es un regalo eterno cuando hace que por sólo recordarlo o saber que corresponde, nos llena plenamente y nos da más vida espiritual y aliento físico.
ResponderEliminarGracias,Tania, mi querida amiga, estoy convaleciente, mis años no han perdonado hacerme una caricia a estos pobres huesos míos y me han dejado su toque de atención, veré si puedo volver caminar con normalidad porque un problema muscular que se inició.
Un abrazo a los dos.