Tú ya lo sabías,
como todo lo que deseo.
Has dejado encadenar minutos cuajados de bocas,
que están prometiendo besos
en cada sorbo de vino.
Helados derretidos,
decoran de anhelos los platos
que son lienzos para el olvido
del devenir de lo vivo.
Baila el aire cargado
de moléculas que inventamos
y las paredes se lucen de Gauguin,
todo es un renacer extasiado.
Ecos de las miradas que sonaban como suspiros,
ojos que devoran ojos,
manos de impacientes dedos
tatúan su huella en el perfume,
abren surcos en los cabellos
y los siembran de deseo
y los riegan de sudores.
Se recortan siluetas contra el techo
se abanica la alfombra con jadeos,
las copas se empañan por no vernos
...
pues siempre es superior lo imaginado.
R.