Micro.relato matinal
Un esquema bien ordenado, perfectamente lógico, basado en la cintura de una hurí se ha derrumbado repentinamente y te ha dejado a merced de los sonidos.
Te ves a ti mismo desde otro lugar (¡a ver si resulta que tienes el don de la ubicuidad!). Los sonidos no son muchos pero tienen una ventaja: no se les puede agarrar y tienen un jefe muy persistente.
Los sonidos te están venciendo. Intentas una última vez la huída, retomar el tranvía dorado y subacuático, pero se escapa a lomos de los sonidos, raptado para siempre. No sabes aún si eres tu o eres aquel que ves dormido.
Durante un instante no has sabido nada pero ahora ya está claro, apagas el despertador (destructor consentido de esquemas bien ordenados).