Imagen tomada por el autor... y no, no es un ocaso. Amanecer en Rodalquilar
Caen, por el azar mecidas,
en danza otoñal las hojas;
contados tienen sus días
desde que su verde asoma
y asombra nuestras pupilas.
El fin del vino en tu copa
auguras en cuanto brindas
y sólo descender toca
cuando coronas tus cimas,
en compañía o a solas.
Hoy deseo escapar
al implacable tributo
de finitud que acompaña
al privilegio de ser uno,
de ser algo en vez de nada.
¡Ojalá ser luz sin luto!
poder volver a mi casa,
pintar otra vez los muros,
en la cama poner sábanas
y oír de ella sus gustos.
Recuerdos de doble filo
me llueven dentro del cráneo
pero no logra su rito
que se cumpla mi deseo,
querer ser sin haber sido.
R.
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